La relajación es un estado en el que el cuerpo entra en reposo, tranquilidad y calma. Puede servir como terapia para aflojar músculos y mente con ello dominamos el cuerpo y la mente. Disminuye la tensión muscular, hecho que provoca un bienestar físico y, por tanto, un bienestar emocional.
Trabajar la relajación con los pequeños es también un aspecto muy importante de la educación, ya que a través de ella los pequeños aprenden a encontrar el descanso que necesitan, a canalizar de manera positiva sus emociones y su energía, y aprenden a ser conscientes de su propio cuerpo y a tomar conciencia de él.
Diversos autores nos dan diferentes técnicas para aprender a relajar a los niños. Entre las más conocidas encontramos las siguientes:
- Terapia de la tensión-distensión: es una relajación en movimiento, muy buena para realizar con niños hiperactivos. Se trata de reducir el tono muscular por regiones en el cuerpo. Podemos utilizar también algún objeto o juguete para ayudarle a identificar tensión-distensión. Por ejemplo una pequeña pelota de goma colocada en su mano y haciendo los ejercicios apretando y aflojando la presión sobre la pelota. El maestro hace de modelo y así poder ser imitado. A partir de los 6 – 7 años se puede introducir esta técnica en actividades cotidianas. Sólo se deben tonificar los músculos necesarios.
- Terapia de la concentración pasiva a través de sensaciones (pesadez, calor, frio, etc.) es una técnica dirigida para que el individuo sienta los latidos del corazón y la respiración. Se utilizan palabras como “calma”, “abandono”, etc. Es un tipo de relajación pasiva, la mente se relaja al recibir instrucciones de una sola voz.
- Masaje: es un tipo de relajación pasiva. Es un buen método de relajación con niños sordos.
Las sesiones de relajación no deben durar más de 10 o 15 minutos con niños pequeños. Se debe desarrollar en un ambiente de calma, se puede poner música ambiental muy tranquila que favorezca el ambiente relajante. Debe ser una sala amplia con una temperatura adecuada, entre 20 y 22º. El niño no puede dormirse y debe inhibir toda conducta de movimiento. No debe haber demasiada luminosidad. Se debe evitar estímulos distractores, el niño tiene que entender que la relajación le va a producir sensaciones de descanso. Debemos utilizar colchonetas y material adecuado. El tono de voz debe ser a media voz, lentamente y con paradas frecuentes.
Objetivos
Toma de conciencia y distinción de las sensaciones blando, duro.
Toma de conciencia de su cuerpo.
Afianzamiento de la capacidad de inhibición voluntaria del movimiento y el tono.
Favorecer el control respiratorio.
Menor gasto energético.
En esta etapa, más que técnicas, se realizan juegos de relajación, ya que deben ser vividas por los pequeños como actividades de tipo lúdico. Conforme van creciendo se pueden ir introduciendo técnicas más estructuradas según la necesidad. Podemos utilizar algunos cuentos que nos sirvan de apoyo.
Los ejercicios de respiración (aprender a inspirar por la nariz y expirar por la boca de forma pausada) lo podemos hacer también diciéndole al niño que se imagine que es un globo que lentamente se va hinchando (le damos también instrucciones para que vaya alzando los brazos al tiempo que se hincha) para después deshincharse (expirando el aire y bajando lentamente los brazos).
A medida que se va haciendo mayor podemos introducir imágenes y sensaciones, por ejemplo, que el niño piense en sus colores, juguetes, situaciones o personas favoritas que le ayudan a sentirse bien. Lo más importante a estas edades es familiarizar a los niños con el estado del cuerpo relajado y que aprendan a controlar su energía, que al hecho de relajarse tal y como lo entendemos los adultos.
Fuente: Actividadesinfantil.com
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